Pàgines

dimecres, 19 d’agost del 2015

CAMINS DE L'ESPERIT....







Los curas "reducidos"
09.08.15
No se trata de sacerdotes bajitos ni del efecto de un proceso con hierbas del bosque que algún santón indígena haya realizado: algo así como las cabezas trabajadas por los jíbaros. Se trata ni más ni menos del desprecio colosal del lenguaje vaticano y canónico acerca de los curas que dejan el ministerio presbiteral para regresar al estado de laicos: según Roma, quedan “reducidos al estado laical”. Un lenguaje vergonzoso a ojos vista.
El 18 de abril de 2009, el cardenal Claudio Hummes, responsable de la Oficina encargada de los asuntos del Clero en la Iglesia Católica, escribió a los obispos del mundo diciendo algunas cosas que la prensa mundial calificó de extraordinarias, siendo así que son más viejas que el hilo negro.
Veamos: el cardenal brasileño y además franciscano, que fue arzobispo de Sao Paulo antes de llegar a su responsabilidad en el Vaticano, recordó que el tema del celibato clerical es un asunto disciplinario y no de doctrina: es decir, no pertenece a la estantería orgánica de la iglesia sino que es de la periferia; no pertenece a la columna vertebral de la iglesia sino que es algo así como los cabellos, que pueden estar o no estar sin que afecte a una persona. Dijo, además, que el Código de Derecho Canónico, que rige las leyes en la Iglesia Católica, ha quedado sobrepasado, en algunos puntos relacionados con el celibato clerical, por nuevas realidades que se presentan problemáticas: algo obvio, porque ninguna legislación puede abarcar todo el ámbito de posibilidades ni todos los casos particulares en una sociedad.
Añadió que en el caso de los clérigos casados o con familia propia, los hijos “tienen derecho a tener un padre con una situación regularizada ante Dios y ante su propia conciencia”.
Menos mal que una voz autorizada desde el Vaticano empieza a reconocer los derechos de quienes se han retirado del ejercicio del ministerio por la causa que fuere y han formado una familia. Lo lamentable es que se sigue usando un lenguaje agresivo, anticuado y humillante, como si esta concesión de facilitar la reincorporación de los clérigos al estado laical, facultad ahora entregada a los obispos locales, fuera un regalo sacado con fórceps, a regañadientes y apenas tolerado.
Hay términos muy lamentables: se habla de “expulsar” de la clerecía a los que formen una familia. Según el Diccionario de la Real Academia, que fija y da esplendor al lenguaje, “expulsar” es tirar fuera, arrojar algo que estaba de más en un organismo, es decir, lanzar lejos algo que estorba, que ensucia o que no es digno. Pero aquí no se trata de objetos sino de personas a las que, hasta que cambiaron de rumbo, la misma jerarquía les reconocía títulos de faramalla: “monseñor”, “reverendo padre”, y otros parecidos.
Y luego se habla de “reducir” al estado de laicos a esos curas que no respetaron su promesa de celibato.

Reducir, en nuestro idioma castellano, es “volver algo al lugar donde antes estaba o al estado que tenía”. Y en este sentido la palabrita podría digerirse sin dolores abdominales. Pero también es “disminuir, aminorar” y ése es el sentido que se le da popularmente y que todos entienden.
Siendo así, es un término inaceptable para el vocabulario eclesial: el estado laical no es vivir una situación disminuida, aminorada o secundaria, respecto a los clérigos que estarían, entonces, en un estado más noble, más importante y más alto. Esa falacia no puede ser ni siquiera considerada en el mundo de las relaciones sociales en la iglesia. Es una ofensa grave a la dignidad igualitaria de los hijos de Dios. Por eso este lenguaje vaticano debe ser denunciado y combatido.
Lo que la carta del cardenal Hummes señala es que de ahora en adelante los obispos locales tendrán más participación para manejar ciertas iniciativas que estaban en manos exclusivas de Roma: los largos procesos para que un clérigo se liberara de sus obligaciones ministeriales. Largos y humillantes: porque había que responder cuestionarios que tocaban temas de intimidad sexual, con declaración de testigos y con autoconfesiones de culpa.
Ahora los obispos podrán solicitar la reincorporación de sus curas al laicado de la iglesia, incluso sin la anuencia del propio interesado que muchas veces no inicia trámite alguno en ese sentido por diversas razones: porque se sintió herido por el tratamiento recibido, por dejación e inercia, por la desilusión ante procesos largos y dolorosos que duraban años y años, o por no creer en esos procedimientos y confiar en que Dios tiene más misericordia que la curia romana.
Aún más: la incorporación al estado laical se producirá automáticamente, tras cinco años de abandono de las responsabilidades presbiterales de parte de un clérigo.
La carta es, sin duda, un avance respecto a la severa legislación mantenida en el derecho canónico hasta ahora. Pero ciertamente no toca el problema de fondo al considerar todavía el celibato clerical como condición sine qua non para el ejercicio del sacerdocio en la iglesia católica de rito latino.
Gran parte del problema de la escasez vocacional para el servicio pastoral de las comunidades cristianas tendría solución si la curia superara otra de sus obsesiones: que los sacramentos de la iglesia son propiedad exclusiva del clero masculino y célibe. Del universo de presbíteros que han dejado el ministerio, unos 100.000, según cálculos semi-oficiales, un buen porcentaje podría ser de nuevo recuperado para la atención pastoral: aquellos que no han quedado heridos o no han roto todas las relaciones con su antigua condición y que hasta añoran esos servicios eclesiales.
También ayudaría una mejor distribución de lo que ya existe: en la misma Roma estudian, atienden oficinas, vegetan, administran, ofician de sacristanes y cuidan bibliotecas, mil o dos mil curas, obispos y cardenales que podrían salir a terreno por el mundo, compartiendo su fe con las comunidades cristianas, proclamando el mensaje del Reino, celebrando la presencia de Dios en su obra creadora, dedicados a la entrega generosa del pan, la palabra y el perdón de parte de la Iglesia.
Pero este es otro tema que habrá que abordar más adelante.






Gabriel Magalhães: "A Occident seríem molt més feliços si articuléssim les grans dimensions de la cultura amb els camins de l'Esperit"







(Lucia Montobbio –ISCREB) L'Institut Superior de Ciències Religioses de Catalunya -ISCREB- obrirà el nou curs acadèmic amb la lliçó inaugural a càrrec del Dr. Gabriel Magalhães. Us oferim l'entrevista que li han fet en motiu de l'inici acadèmic:

Si us plau, presenti's breument

Sóc professor de literatura a la Universitat de Beira Interior (Covilhã, Portugal). Humanament, puc considerar-me un centaure ibèric: portuguès de nacionalitat, però amb molts anys de la meva vida passats en diversos llocs de la geografia espanyola. He publicat quatre novel·les: “Não Tenhas Medo do Escuro” (2009), “Planície de Espelhos” (2010), “Matinada na Tua Alma” (2011) i “Restaurante Canibal” (2014). De manera que pertanyo a aquesta estirp d'agents dobles de l'ensenyament que també són escriptors. Entre els meus llibres, s'expliquen dos assajos: “Los secretos de Portugal” (2012: escrit en castellà) i “Como Sobrevivir a Portugal” (2014). I hi ha, a més, una obra a la qual li tinc un afecte especial: “Espelho Meu” (2013), un conjunt de reflexions sobre els Evangelis. Aquest text s'ha traduït a l'italià i es prepara la traducció catalana. Col·laboro a “La Vanguardia”. Estic casat i sóc pare d'una nena.
Serà el proper ponent de la lliçó inaugural de l'ISCREB, parlarà de literatura i de Déu. Pot explicar quina connexió existeix entre ells dos.
En primer lloc, existeix una curiosa intimitat entre el que és verbal i el que és diví. Ho veiem amb claredat a Sant Joan: tot comença amb el Verb. En el Gènesi, d'altra banda, se subratlla que el món neix de les paraules del Senyor. Reflexionar sobre matèries espirituals comporta, tard o d'hora, meditar sobre el llenguatge. Perquè, als països de l'ànima, els idiomes no són només una eina de comunicació, sinó una manera de Creació: el ciment amb el qual s'edifica la realitat. De fet, les paraules no neixen de les coses; són les coses que neixen de les paraules.
Això que anomenem literatura és un ús laic d'aquest poder diví del llenguatge. Són molts els escriptors que han viatjat cap a Déu muntats en les seves obres. I això ocorre fins i tot amb els quals, al llarg del seu recorregut, s'han trobat amb el diable, com li va passar a Baudelaire. No obstant, també existeixen autors que han fet dels seus escrits un itinerari de claredats: Sant Agustí, Santa Teresa, Sant Joan de la Creu. I molts més, que han construït catedrals de paraules, de vegades desconegudes pels creients.
Finalment, és curiós notar que aquests esclats de veritats que són els Evangelis no poden ser considerats literatura. Aquesta cerca la veritat, la bellesa, mentre que el Nou Testament és en si mateix aquesta veritat, aquesta bellesa. Una veritat i una bellesa que sorgeixen davant nostre amb la neta simplicitat de les coses naturals. La lliçó inaugural, en la qual encara estic treballant, tractarà tots aquests temes.
Per què ha escollit aquest tema, quin és l'interès que pot despertar en l'audiència?
És molt important que tornem a relacionar el món de l'art, de la ciència, de la filosofia amb l'esfera de l'espiritualitat. Recentment he llambregat “Els principis matemàtics de filosofia natural”, d'Isaac Newton. Aquest llibre m'ha emocionat profundament: el major rigor científic es conjumina amb una gran sensibilitat religiosa. A Occident, seríem molt més feliços si articuléssim les grans dimensions de la cultura amb els camins de l'Esperit. La nostra ciència seria més eficaç i més humana, la nostra filosofia més rica i lluminosa, i la nostra creació artística molt més bella i profunda. En tractar aquest tema, pretenc reconstruir la connexió entre el que és religiós i el que és literari, alguna cosa que pot ser realment útil.
A l'estiu acostumem a tenir temps per llegir. Quins tres llibres ens recomanaria llegir?
Per començar, com estem celebrant el cinquè centenari del naixement de Santa Teresa, els suggeriria la lectura de el “Libro de la vida” o de “Las moradas”. Són obres extraordinàries, molt vives, escrites en un llenguatge parlat, espontani, que les transporta fàcilment fins els nostres dies. Un comença llegint a Teresa, i acaba l'obra xerrant amb la santa.
Però, com l'estiu també demana lectures una mica més lleus –que són alguna cosa així com els gelats de l'ànima– els recomano una excel·lent novel·la policíaca de Petros Márkaris: "Con el agua al cuello”. Un llibre que ens ajuda moltíssim a entendre l'actual situació grega. L'autor és hel·lènic i, de vegades, com ocorre en aquest cas, la novel·la negra pot funcionar com una magnífica radiografia de determinats problemes socials.
Per acabar, una obra commovedora de John Williams, “Stoner”: un llibre sobre com de bell pot ser l'ensenyament de la literatura. I que també s'ocupa de la manera com la felicitat i la desgràcia es barregen en les nostres vides. Es tracta d'una novel·la encara poc coneguda i, no obstant això, excel·lent. La seva lectura ens deixa amb un somriure a la cara i llàgrimes ballant en la mirada.
Quan llegim, ho fem per plaer intel·lectual o amb ànim de transformar la realitat?
Les dues coses es barregen. Obrir un llibre implica viatjar cap a una altra realitat, que és la que està en aquelles pàgines i sempre difereix una mica del que hi ha al món concret. Per això, llegir sempre és un gest revolucionari. Clar que aquests nous horitzons primer sorgeixen en la nostra ment, però després cal projectar-los en l'esfera del que existeix. El futur sempre es construeix amb llibres que han aconseguit infiltrar-se en la realitat. El plaer intel·lectual del que vostè parla deriva cap a un altre plaure: el de viure el que s'ha llegit. Entre els llibres i el món hi ha molts ponts: ponts quixotescos, però també uns altres que permeten recorreguts raonables, positius, que fan més feliços els homes.
Desitja afegir alguna cosa més a aquesta breu entrevista?
El gran repte d'Occident al llarg dels propers anys serà la recuperació de la seva espiritualitat. Això és veritat de forma molt particular per a Europa. Però aquest renaixement –perquè es tracta d'això: d'un renaixement– ha de fer-se conservant totes les dimensions de la nostra llibertat política i cultural. En realitat, el retorn a l'ànima ha de realitzar-se com una manera de garantir la dimensió més profunda, més autèntica d'aquestes llibertats. I l'ideal seria que, en aquest renaixement, molta gent participés.


VOLUNTARIAT...



L’experiència de voluntariat en un país en vies de desenvolupament et fa ser conscient de la diferència d'oportunitats”




(Salesians) L’Arantxa Comamala és una de les voluntàries que aquest any han decidit realitzar una experiència de Voluntariat Internacional al Sud amb l’ONGD VOLS – Voluntariat Solidari, i en aquests moments es troba a la població d’Andahuaylas, al Perú. Durant la formació prèvia al viatge la vam entrevistar i volem saber com està vivint aquesta experiència tant transformadora.

Quina ha estat la primera sensació arribant a Perú?
La primera sensació a l'arribar a Lima va ser que el trànsit era un caos, els cotxes, taxis, busos, motos van bojos, avancen pertot arreu i sempre van tocant la botzina. Per creuar els carrers has de mirar i vigilar perquè no paren. És una ciutat gran, amb molta gent i amb moltíssimes paradetes ambulants de menjars de tot tipus i colors. Em vaig sentir molt acollida per Sor Raque i em va portar de visita per Lima.

Una vegada situada al projecte de les salesianes a Andahuaylas, ens pots explicar com és el teu dia a dia?
De dilluns a divendres faig el mateix horari que les noies, les ajudo amb els deures i alguns moments si han d'anar a algun lloc les acompanyo. Ens llevem a les 5.30h i les nenes tenen una hora per netejar-se, vestir-se, fer-se el llit i fer l'ofici de la casa que els toqui.
6.30h esmorzar que prèviament tres d'elles han preparat i una ha anat a comprar el pa.
7.30h marxen cap a l'escola les noies que van de torn mati, abans han hagut de fer un altre ofici.
8.00h les noies del torn de tarda pujen a l'estudi a fer deures fins les 11.30h que toca baixar a dinar.
12.45h marxen cap a l'escola.
13.15h retornen les del torn matí, dinen i fan esbarjo fins les 15h.
15-15.30h es canvien l'uniforme, fan ofici i pugen a l'estudi a fer els deures.
18.00h tornen les del torn de tarda i fan deures a l'estudi.
18.30-18.45h van totes les nenes a la capella a resar el rosari.
19.30h sopen i esbarjo.
20.30h bones nits i a dormir.


Dissabte és el dia d'ofici gran, és a dir, durant el matí netegen tota la casa a fons i cada setmana també es netegen els llençols d'un dels pisos. A la tarda fan estudi, rosari, sopar i esbarjo com durant la setmana.
Diumenge hi ha missa a les 7h del matí i després cap a les 9.30-10.00h venen els pares a recollir-les i les retornen cap a les 14.30-15.00 perquè tenen oratori -esplai- i després a les 18.00h fan assaig de cants. Jo els diumenges a l'oratori estic segellant els carnets, recolzant al grup de líders i fent el taller de dinàmiques on fem balls o jocs sense materials.

És el que t’esperaves?
Si i no, m'esperava fer més tallers o activitats amb les noies però encara queda un mes i segur que tindré temps de fer-ho. Crec que el fet d'estar amb elles les 24h, acompanyant-les en el seu dia a dia, a fer escolta activa, les ajuda a obrir-se i a poder compartir les coses que els hi passen i/o els dubtes de l'escola.

Quin és el sentit de fer un voluntariat en un país en vies de desenvolupament?
Comprendre com viuen, conèixer de molt més a prop les realitats del país. La diferència entre les persones de la ciutat i les del camp. Conèixer la seva cultura, les seves tradicions, la manera de relacionar-se.
Crec que l’experiència de voluntariat en un país en vies de desenvolupament et fa ser conscient de la diferència d'oportunitats, de la manera com s'educa a les nenes i els nens i de com és la seva manera de pensar el món; tu pots aportar el teu granet de sorra, per exemple aquí en la part educativa i afectiva de les nenes.

Has pensat en com canalitzaràs l’experiència viscuda a la teva tornada? Com t’implicaràs per seguir transformant la societat cap a un model més just i solidari?

Ara mateix només puc ser esponja de tot això. Estic escrivint un diari per poder expressar tot el que vaig vivint i fent al dia a dia però hi ha moltes coses que sé que fins que no torni i ho miri amb distància no sortiran.
M'implicaré primer compartint l'experiència perquè els altres puguin conèixer la realitat d'Andahuaylas i també en la manera de fer perquè tots tenim molt a fer perquè el món canviï.





diumenge, 16 d’agost del 2015

SEMANA DE LA FAMILIA EN BRASIL





"Estamos llamados a construir una Iglesia en la que todos sean protagonistas"
Modino: "Muchos no entienden, o no quieren hacerlo, a ese Papa llegado del fin del mundo y que pretende descentralizar la Iglesia"
"Dios nos llama para hacerle presente en la vida de la humanidad"
Luis Miguel Modino, 16 de agosto de 2015 a las 19:10
Resulta más fácil despertar las diferentes vocaciones cuando éstas son vistas como instrumento de servicio a una comunidad que camina y decide en común


Red por la vida e
(Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en Brasil).- La Iglesia Católica de Brasil celebra en agosto el mes vocacional. Cada domingo las comunidades son invitadas a reflexionar sobre las diferentes llamadas de Dios. Así el primer domingo es contemplada la vocación al ministerio ordenado, en el segundo a la vida en familia, el tercero es dedicado a la vida religiosa, el cuarto a los ministerios laicales y el último a los catequistas.



Son vocaciones que surgen de un tronco común, que es la condición de bautizados, lo que nos llama a construir una Iglesia donde todos sean protagonistas, donde no haya unos que mandan y otros que obedecen, donde no existan señores feudales y burros de carga. Es evidente que, en muchos lugares, esto todavía es una utopía, inclusive cada vez más lejana, consecuencia de uno de los grandes pecados que continuamente denuncia el Papa Francisco, el clericalismo, que hace que todo gire en torno de la figura sacerdotal, asumida a veces como sinónimo de dominación y no de servicio.
La imagen de Iglesia que surgió del Concilio Vaticano II fue ésta, pero poco a poco se fue desgastando hasta ser olvidada o reprimida, con métodos que no respondían al espíritu de Jesús de Nazaret. El peso de la historia y de la Tradición habló más alto y apagó las tentativas de renovación que surgieron cincuenta años atrás, en las que se pretendía una vuelta a las fuentes originales del cristianismo.


Otro de los pecados del catolicismo es el eurocentrismo. Por eso muchos no entienden, o no quieren hacerlo, a ese Papa llegado del fin del mundo y que pretende descentralizar la Iglesia. Señales de esto aparecen constantemente en sus gestos, actitudes y decisiones. Y ante esto, reacciones contrarias son igualmente cotidianas.

Es desde el Sur que se entiende que una Iglesia centralizada en la figura sacerdotal pierde gran parte de su sentido y potencial evangelizador. En muchas regiones la presencia del presbítero es esporádica y, a veces, testimonial. A pesar de eso el trabajo evangelizador es encomiable y la vida de fe de las comunidades y de aquellos que forman parte de ellas resulta enriquecedor, hasta para quienes viven anclados en estructuras muchas veces caducas.



Sé que hacer estas afirmaciones puede llevar a algunos a decir que eso va contra las vocaciones sacerdotales, pero afirmar eso sería negar el problema de fondo y despreciar la gran labor evangelizadora que en muchos lugares es desarrollada en las familias, a través de la vida religiosa o por los diferentes ministros y ministras y catequistas que son reconocidos como verdaderos instrumentos de Dios en la vida del pueblo.


Resulta más fácil despertar las diferentes vocaciones cuando éstas son vistas como instrumento de servicio a una comunidad que camina y decide en común. No hay elementos suficientes para continuar usando esquemas que en otros momentos de la historia han podido resultar acertados. Cada tiempo y lugar nos llaman a encontrar métodos adecuados para poder llevar a cabo el proceso evangelizador. De lo contrario estaremos fuera de lugar y no responderemos a los desafíos del momento.
No olvidemos que Dios nos llama para hacerle presente en la vida de la humanidad y eso se consigue a partir del compromiso y la entrega para mejor poder servir y amar.



dilluns, 10 d’agost del 2015

LA UTOPIA...





Teresa Forcades, perseguint la utopia
/ 8.08.2015
En un món globalitzat, a la deriva social, dominat pel liberalisme econòmic, en un món en què la política s’ha vist gradualment desproveïda de la seva raó de ser –la recerca i custòdia del bé comú– fins posar-se al complet servei d’aquell, el llibre de Teresa Forcades Per amor a la justícia es rep com una finestra oberta a l’aire fresc.

Teresa Forcades
El text, un assaig a cavall entre l’estudi biogràfic i la filosofia, no només ens apropa a dues dones prominents que van viure els anys més convulsos del segle passat, pioneres en el seu pensament i en la seva actuació, sinó que ens convida a la reflexió i ens impel·leix a la coherència personal.
Forcades (Barcelona, ​​1966), que estudia atentament la trajectòria de la nord-americana Dorothy Day (1897-1980) i la francesa Simone Weil (1909-1943), s’acosta a les dues personalitats en tant que projecte intel·lectual i pragmàtic a un temps, tot perseguint la utopia d’un món just i digne.
Els epígrafs de què se serveix Forcades per organitzar els capítols donen bon compte del contingut i són útils al lector en tant que l’orienten amb precisió sobre els àmbits d’interès, tant de Day i de Weil com de la pròpia autora de l’estudi: Dades biogràfiques; Experiència laboral i relació amb els moviments obrers; Reflexions sobre el valor del treball manual; Experiència de Déu i experiència d’Església; Ser dona: amor i llibertat; La identificació de Jesús amb els exclosos; El pacifisme i la guerra civil espanyola (1936– 1939); La revolució: compromís amb els exclosos per amor a la justícia; Reflexions finals; Cronologia i Apèndix: A propòsit dels jocistes.
Resulta especialment interessant el capítol Reflexions sobre el valor del treball manual, en què Forcades analitza el concepte de llibertat de les dues autores. Day i Weil tenen en comú que es neguen a identificar la llibertat amb el desig. Parteixen d’una vivència personal de llibertat que existeix independentment del desig personal, fins i tot de vegades en contra d’aquest. Weil concep l’ésser humà com escindit en dos: un ésser passiu (com a objecte del món) i ésser actiu (com a subjecte del món); com aquella part de la persona que aprehèn el món i només a través de l’acció –del treball [físic]– pot unir aquestes dues parts. El subjecte s’entén en interrelació amb el món, com a interlocutor del món. Però l’acció només és lliure quan és coherent amb el propi pensament. Cal reconèixer en el món les circumstàncies externes que, amb independència de si ens agraden o no, no poden obviar-se, ja que aquest reconeixement previ impulsarà l’acció individual (p. 48–49).
Forcades veu en la noció de llibertat de Weil una connexió amb la tradició cristiana, a través de Sant Agustí, qui considerava que únicament qui estima és lliure (p. 86), una consideració que, encara que amb arguments no del tot evidents, assumeix l’autora de l’assaig, que planteja la dicotomia “violència vs. llibertat” com a alternativa recíprocament excloent i com a única opció de capteniment humà (p. 107–108).
Forcades participa plenament de la cosmovisió de Day i Weil, tant en la vessant teòrica –la concepció de la religiositat cristiana com a lloc on conflueix la llibertat humana amb l’amor i la justícia– com en la seva faceta pràctica –l’acció que es desprèn d’aquella concepció de religiositat i que obliga responsablement a intervenir socialment i políticament en el món per mor de la justícia. L’autora veu en les dues dones un model de coherència i radicalitat que s’ajusta al seu propi concepte i a la seva pròpia trajectòria vital, pels postulats dels que parteixen i per l’objectiu al qual, conseqüentment, s’encaminen. Les seves anteriors publicacions relacionades amb el tema donen fe de la confluència d’interessos amb Day i Weil: Valors femenins emergents (2003); La teoria feminista a la història (2007); Ser persona, avui: Estudi del concepte de “persona” en la teologia trinitària clàssica i de la seva relació amb la noció moderna de llibertat  (2011); Diálogos con Teresa Forcades, (2013); Está en nuestras manos (2015). També demostra aquesta confluència la seva trajectòria en l’activa intervenció sociopolítica i la valenta contundència a l’hora de denunciar conductes criminals: Els crims de les grans companyies farmacèutiques (2006); la fundada crítica a l’Organització Mundial de la Salut (OMS) i la creació el 2013, juntament amb Arcadi Oliveres, de la plataforma popular Procés Constituent de Catalunya per promoure l’autodeterminació de Catalunya.














Simone Weil
Més enllà de la coincidència ideològica, l’empatia de Forcades amb aquestes dues figures es reflecteix estilísticament en el text quan l’autora, partint d’una cita, sovint es fa seves les paraules de Day o de Weil, no limitant-se a la mera interpretació sinó desenvolupant-les fins a arribar a una conclusió, més enllà de la pròpia citació: així, per exemple, quan, referint-se a una explicació de Day sobre la posició del diari Catholic Worker, per al qual Day escrivia, respecte a l’ús de la violència, afirma: “La posició pacifista apel·la a allò que hi ha de millor en l’ésser humà. Aquesta és la seva part utòpica. La part realista és la seva desconfiança en la capacitat de la violència per aconseguir a llarg termini quelcom que no sigui engendrar més violència [...]. Fou pau el que va viure Espanya després de la victòria de Franco? ¿Foren favorables per a la fe cristiana i per a l’Església catòlica a Espanya aquells anys de repressió i d’imposició religiosa per la força?” (p. 120). O bé quan, al mateix capítol, dedicat al pacifisme i al posicionament de les dues dones respecte a la Guerra Civil Espanyola, apunta: “Day també està d’acord que cal una força més gran per aturar la violència, però només accepta la força de l’amor, concretada en la desobediència civil radical” (p. 124). Fins aquí la interpretació de Forcades a partir de les biografies estudiades, però el seu comentari no s’atura aquí, sinó que prossegueix: “Què hauria passat a Alemanya si els ciutadans que no eren jueus haguessin sortit al carrer oposant-se rotundament a les polítiques de segregació racial? És clar que haurien patit una repressió brutal, però també és clar que si s’haguessin mantingut en la seva resistència l’holocaust no s’hauria produït” (p. 124).
L’estudi és una apologia de l’exercici de la llibertat individual responsable, una crida clamorosa a la intervenció pacífica de l’individu en allò políticosocial com a acte de dignitat personal, un panegíric de la subjectivitat com la capacitat d’autodeterminació de la persona i de determinar el seu destí i la història. I és, en definitiva, un text revolucionari en tant que denuncia l’ordre socioeconòmic capitalista com injust i excloent i, lluny de fanatismes i de pretendre recuperar miratges que la història s’ha encarregat de desprestigiar, emplaça a subvertir-lo, a partir de l’actuació de cadascú. Fent-se ressò de les seves admirades Day i Weil, Forcades no renuncia a la utopia: “Al canvi d’estructures socials ha de correspondre la maduració humana del subjecte revolucionari”, conclou (p. 133).
Si es fes una segona edició del llibre, convindria afegir l’autoria de la traducció al català de totes les cites aportades, autoria que no consta en cap dels peus de pàgina on es fa referència a les fonts consultades.
Aquest assaig també està publicat en espanyol, amb el títol Por amor a la justicia. Dorothy Day y Simone Weil, Ediciones HOAC, 2015.