Reflexiones antes del
más que previsible segundo "No" a Mariano Rajoy
González Faus:
"El infierno de la política española, pavimentado de buenas
intenciones"
"Candidatos no hay camino, se
hará camino al andar"
José Ignacio
González Faus, sj., 02 de septiembre de 2016 a las 10:08
A lo mejor estamos
presumiendo de ir a las playas de la democracia, pero sólo nos movemos en ellas
con burkini. Vaya Usted a saber (José Ignacio González Faus, sj.).-
Esta célebre frase
de Teresa de Ávila la he parafraseado en ocasiones de esta manera: "El
mayor daño que se puede hacer a una causa que se cree buena, es defenderla mal."
La experiencia viene de lejos. Al esperanzador Chile de Allende de los
años 70, le hizo un gran daño la radicalidad ciega del MIR ("movimiento de
izquierda revolucionaria") que desestabilizó una situación ya difícil y
contribuyó sin querer al golpe criminal de Pinochet.
Cuando las
esperanzas de la revolución nicaragüense, me dijo un compañero jesuita muy
implicado con el sandinismo: "lo peor que le puede pasar hoy a Nicaragua
es que la defienda Fulano" (sé el nombre de ese Fulano pero, como
Cervantes, prefiero no acordarme de él). Maduro está haciendo tanto daño al
chavismo como esa oposición tan poco limpia. Y así sucesivamente...
Ahora miremos a
casa: Rajoy quiere defender la unidad de España, pero probablemente ha
contribuido más al independentismo catalán que toda la Esquerra Republicana
junta. Sánchez quiere impedir un gobierno inmoral como el que tuvimos
estos años pasados. Pero, por su otro NO radical al diálogo con Podemos (y por
no haber sabido ponerle a Rajoy unas condiciones serias e intocables para su
abstención, de modo que fuera Rajoy el que tenía que decir que no), acabará
forzando unas terceras elecciones, donde sospecho que el PP saldrá reforzado
con más parlamentarios; y a Rajoy le será más fácil gobernar que con el
incómodo parlamento actual.
El
independentismo voluntarista catalán sólo ha conseguido dividir a Catalunya en
dos mitades muy hostiles, como ya han
advertido algunas jerarquía eclesiásticas. Podemos despertó muchas esperanzas
al nacer y tuvo un arranque fulminante, pero su modo de comportarse le hizo
perder un millón de votos en seis meses. Albert Rivera, que tantas
lecciones ha dado de que es preciso dialogar con todos (porque eso es lo que
nos ha pedido el pueblo) aun a costa de sacrificar cosas muy queridas para uno,
se niega radicalmente a todo diálogo con los nacionalistas y con quienes
les apoyan... Y así sucesivamente.
Total: en el
Parlamento español convendría colgar un letrero con aquel verso famoso del
Dante: "dejad toda esperanza los que entráis". Y no se trata de
juzgar moralmente a nadie. No estamos autorizados a decir de nadie que es una
persona indecente, aunque pueda haber cometido acciones indecentes: porque
nosotros no somos Dios, y el juicio sobre las personas sólo toca a Dios, como
escribió aquel Pablo de Tarso que tantas conductas desaprobó por otra parte. Se
trata simplemente de aquello tan machadiano y tan aplicable aquí: "candidatos
no hay camino, se hará camino al andar".
Eso significa que,
aunque el fin de ninguna manera puede justificar medios inmorales, sí que
reclama y necesita medios aptos para conducir hasta él. Si no, por grandes y
bellos que nos parezcan nuestros fines, es posible que, al final, nos
encontremos en el extremo opuesto. Claro que entonces ya encontraremos
manera de justificarnos echando las culpas a otros. Porque, con permiso de
Aristóteles, el ser humano no es propiamente un "animal racional"
sino un animal autojustificante. Ya es bastante conocida aquella definición que
alguien dio de los economistas: " unos señores muy capacitados para
explicar por qué han fracasado todas las
predicciones que ellos habían hecho de cómo iban a ir las cosas". Tiene su
gracia, pero uno acaba pensando que así no son sólo los economistas. Así somos
todos nosotros. ¿Por qué?...
No responderé a
esa pregunta pero, por si ayuda, me gustaría despedirme citando a una de las
grandes autoridades intelectuales del s. XX: "las democracias políticas
que no democratizan su sistema económico, son intrínsecamente inestables"
(Bertrand Rusell). A lo mejor estamos presumiendo de ir a las playas de la
democracia, pero sólo nos movemos en ellas con burkini. Vaya Usted a saber.
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